Trabajo práctico Nº 10.
La clínica en su contexto
Presentamos aquí un artículo del sanitarista José Carlos Escudero donde habla de la mortalidad infantil desde una mirada social. La propuesta es que dialoguemos con el autor sobre algunas afirmaciones que aquí aparecen.
1. Escudero nos dice que las estadísticas en el país mienten porque solo se contabilizan los casos atendidos. ¿Qué opina de dicha afirmación? señale que cuestiones se realizan en su lugar de trabajo para incluir la demanda invisible.
2. También liga la cuestión del aborto con la mortalidad infantil. ¿ ud entiende que la cuestión del aborto está directamente vinculada con la mortalidad infantil? Explique
3. En relación a la salud mental promueve un pensamiento socio histórico. ¿Ud contempla cuestiones referidas a la subjetividad de la época en la atención clínica cotidiana?
4. En un tramo de su alocución Escudero plantea cuestiones de presupuesto. ¿qué opinión le merece el presupuesto nacional en salud? ¿en qué pondría el acento ud para palear la cuestión de la mortalidad infantil en argentina?
Dr. José Carlos Escudero
Muchas gracias por estar acá. Hay muchas cosas para decir en poco tiempo.
Para describir el nivel de salud de la población argentina voy a empezar haciendo un análisis de las tasas de mortalidad. ¿Por qué mortalidad? Porque la mortalidad es un dato demográficamente sólido. La muerte es un fenómeno fácil de definir, y ocurre una sola vez. Leyendo la literatura se refieren algunos casos de resucitaciones, pero son muy pocos, estadísticamente no pesan, así que voy a centrarme en la mortalidad.
¿Por qué no datos de morbilidad, de enfermedad? Quiero plantear por qué no los elijo pese a que se los usa en el análisis habitual. En Argentina, los datos de morbilidad suelen ser datos de “gente atendida” por su enfermedad, no de “gente enferma, esté o no atendida“. Esta diferencia es muy grande; por ejemplo, si la situación política argentina se sigue caldeando, cosa que no descarto para nada - ¿vieron lo que es un “personal trainer”? un personal trainer entrena a alguien para mantenerse en buen estado; la oposición salvaje que recibe el gobierno nacional es el mejor personal trainer-, como decía, no descarto que, si se caldea la situación política, el gobierno genere una inversión en salud pública gratuita mucho mayor que la insignificante actual de 1,9 % del PBI. Imagínense que se duplicara la oferta estatal gratuita de horas de atención, aparecería gente que está enferma pero que hoy no sale de la casa porque sabe que si va al hospital va a tener increíbles demoras. Además en la Argentina de hoy no se buscan activamente casos de enfermedad, así que si esta inversión estatal adicional se tradujera en una mayor oferta de servicios y una activa búsqueda de enfermos veríamos que .las estadísticas actuales de morbilidad no sirven, y que para conocer el verdadero perfil de morbilidad nacional solamente servirían estas nuevas. Adivino lo que en esta circunstancia va a hacer el grupo Clarín, ya que las personas que estaban ocultas y ahora se atienden generan estadísticas de morbilidad, todas las tasas de morbilidad subirian y no porque aumentela enfermedad sino porque aumenta la atención. Esto, en manos de un monopolio mediático se va a usar para decir: “Este gobierno es espantoso, aumentan las enfermedades”.
Con respecto a salud mental y a hacer consideraciones sobre ella hay un problema; como todo porteño intelectual clasemediero tengo un estrecho contacto con gente “psi”, en parte como paciente. Lo que yo creo notar en los análisis “psi” de la salud mental argentina, es que subestiman datos de la “materialidad” argentina. Argentina era a partir de 1946 el mayor Estado de Bienestar en la periferia capitalista, esto fue conseguido por el primer peronismo: proteccionista, keynesiano, industrializador, con buenas tramas de seguridad social. A partir del baño de sangre de 1976 empezó el salvajismo. Quiero darles unas cifras: entre el 76 y el año 2003 -momento máximo de la crisis de la burbuja de la convertibilidad- la pobreza subió 7 veces, este es un record para poner en el Guinness; la indigencia, que es la pobreza extrema, que es no tener plata para comprar la canasta de alimentos, subió doce veces. En contra de un mito de la clase media, la gente que más sufrió no fue esta, sino los mas pobres, y quien más pobre ya era, más sufría; la deuda externa subió 20 veces; la diferencia entre el 10% más pobre y el 10% más rico en la distribución de ingreso, que era más o menos 10 a 1 a comienzos de la década de los 70, subió a treinta y tantos a 1 en el 2002 y ahora bajó un poco, a veintitantos a uno; el trabajo se precarizó, el desempleo pasó a ser de dos dígitos, estructural. Todo esto generó cierta subjetividad en la población. La subjetividad no es resultado solamente de aquellas categorías explicativas que analizan la construcción del aparato psíquico más o menos endógenamente, sino también, e inclusive predominantemente, de condicionantes exógenos donde la vida material es fundamental. Tema para discutir en clases de “género y vida laboral”: un país que tiene alto desempleo, trabajo precarizado y facilidad para echar gente, es un país donde las mujeres van a tener que bancarse más acoso sexual en el trabajo, esto es estrictamente cierto porque la ética del autorrespeto queda tapada por la supervivencia. Todas estas variables, que convirtieron a la Argentina, en unos pocos años, en un ejemplo extremo de empobrecimiento, crearon una nueva subjetividad colectiva; antes la Argentina no era sólo un país rico en términos latinoamericanos, parecía ser un pedazo de Europa que vino a recalar al cono sur por eso de la dinámica de placas, eso ha creado una notable subjetividad de clase media -recomiendo el libro de Adamovsky, Historia de la clase media para ver cómo se creó cierta subjetividad de clase media en nuestro país-. Y ese país de clase media explotó... Y esa explosión generó una subjetividad de inseguridad, así que si buscamos explicaciones de depresiones, eczemas, asmas, hipertensiones, violencia doméstica, pensemos un país donde parecía que había certezas y las certezas se tradujeron en incertidumbres. Es el insomnio de la gente que está trabajando, que sabe que están echando gente y que los pueden echar. Estas variables de explicación socio-históricas y políticas entran muy poco en el ambiente psi, y si entran en el imaginario de clase media se traducen, o suelen traducirse, en la venta de una molécula patentada: algún psicotrópico: un chaleco de fuerza químico para el malestar.
Así que no voy a hablar de morbilidad, no voy a hablar de salud mental. Hablemos de mortalidad. En este momento algunos países del mundo han llegado a tener menos de 5/1000 de mortalidad infantil, cosa que hace cuarenta años yo pienso que nadie hubiera pronosticado. Menos de 5/1000 es 0,5%, es insignificante. Esos mismo países han llegado, más o menos, a tener mortalidad materna de menos de 10 muertes maternas cada 100 000 nacimientos, eso es prácticamente erradicar la mortalidad materna, salvo que uno sea actuario y no epìdemiólogo. Hablemos epidemiológicamente: para conseguir estas cifras espectaculares de erradicar mortalidad materna es condición necesaria despenalizar el aborto y si el aborto, además de despenalizarlo, se hace gratis en hospitales públicos, esa es ya condición suficiente. Los países que lograron esto están teniendo letalidades por aborto de una muerte por aborto cada 100 000 abortos efectuados, ¿se dan cuenta? El aborto es muy traumático, pero deja de ser factor de muerte o factor de mutilación irreversible del aparato genital femenino; esos países han llegado a extremos de buena salud corporal, todo esto lo digo por su mortalidad, que son admirables. Pregunta de cajón a alumnos: “Caractericen políticamente los países que llegaron a esta hermosa situación”, respuesta obvia: Escandinavia, bien, chocolate por la noticia; respuesta un poquito menos obvia: los estados de bienestar de Europa occidental, bien; y del sur de Europa, también bien; respuesta aún un poco menos obvia: Australia y Canadá, no, Nueva Zelanda, no, Estados Unidos, no; respuesta no obvia: los tigres asiáticos, Japón, Corea del Sur, Singapur, Hong-Kong. Y digo esto porque mis alumnos suelen ser autodefinidos de izquierda, conocen todos los clásicos canónicos, conocen los catecismos de esos clásicos que generan respuestas automáticas. Para algunas personas, se consulta a los clásicos y está todo aclarado. Para complejizar estas simplezas, los países “tigres asiáticos” llegaron a tener una buenísima salud por un carril que es diferente al carril social-democrático europeo o de Europa del Norte, que vale la pena estudiar. Si uno compara la mortalidad de Corea del Sur con Argentina es para llorar, si uno es argentino; Corea del Sur llegó hoy a tener niveles de mortalidad cuasi-europeos, y tenía niveles mucho peores que los de Argentina en 1960. Así que pensemos: con estos buenos niveles de salud, hay que estudiar el mecanismo político que los consiguió y hay que admirarse que estos países han llegado a una situación absolutamente deseable. A esto se puede llegar. Se suma a estos países Cuba, país pobre, a diferencia de los anteriormente nombrados, y que por suerte sobrevivió a varias invasiones norteamericanas y al colapso del “socialismo real“ que la subsidiaba. En salud colectiva hay que pensar en mecanismos de causalidad originales, esto sirve para Cuba. Yo propuse como tema de tesis de doctorado “La fuerza aérea revolucionaria y la buena salud colectiva de Cuba”, cosa que puede interesar a algún doctorando. Reflexionemos: como Cuba es una isla, hay que invadirla por mar, invadir por mar es complicado. En el caso de la invasión de Playa Girón, la Fuerza Aérea Revolucionaria tenía ocho aviones en condiciones de vuelo; la CIA pensaba que no tenía ningún avión en condiciones de vuelo y tenía ocho. Los aviones despegaron y hundieron los barcos; y el juego norteamericano, que era una cabecera de playa para que aguantara una semana hasta que Estados Unidos reconocía el gobierno de Miami aposentado en la playa, no se pudo dar porque la invasión se combatió y se derrotó rápido. ¿Me siguen el razonamiento? Entonces, categoría analítica para salud colectiva: un Seahawk en condiciones de vuelo y equipado con bombas, bien, sigo el hilo central. Argentina: si tuviéramos la mortalidad infantil de Cuba, tendríamos por año 5000 muertes infantiles menos que las que tenemos hoy. Si tuviéramos la de Suecia tendríamos 8000 muertes menos. Tenemos una muerte por aborto cada día por medio, más o menos. Eso hay que cambiarlo.
El gobierno argentino acaba de tomar una medida fundamental para mejorar la salud argentina, una medida que uno puede calificar de “Carrillista”, ambiciosa, universalizadora, carísima e inclusiva en grado máximo: es la Asignación Universal por Hijo. Se dan cuenta de la ironía, esta medida espectacular, 0,6 % del producto bruto, 10.000 millones de dólares por año, con tres millones y medio de chicos incluidos, está mejorando los niveles de salud porque la gente muy pobre tiene bastante más plata en el bolsillo. Esa medida no salió del Ministerio de Salud, salió del Ministerio de Desarrollo Social, porque lo que yo observo como observador independiente -soy profesor universitario- es que la única débil medida útil importante que hizo el Ministerio de Salud en los últimos años fue cuando hizo alguna señal para propiciar la fabricación pública de medicamentos. Eso retrocedió con el ministro Manzur, están acá en la platea varias personas que han sido purgadas debido al retroceso de esa medida. El Ministro Manzur se opone a la fabricación pública. Medicamentos es un tercio del gasto total argentino en salud. Medicamentos fabricados por el Estado serían, para empezar, el establecimiento de “controles” para poner en evidencia lo que es caro, e inclusive de baja calidad, del sector privado. En Salud a nivel nacional tenemos un estancamiento o un retroceso. Ironía: en salud argentina, la posta la está tomando el Ministerio de Desarrollo Social. Si uno quiere ser intelectual crítico de la Asignación Universal, el problema es que si se da plata a la gente en el bolsillo, esto tiende a aumentar la compra de alimentos -porque los pobres lo primero que compran son alimentos- y como la oferta es inelástica, eso da inflación. Yo hubiera propuesto en paralelo más medidas desmercantilizadoras en el sector salud, como por ejemplo, un sistema mucho más ofertor gratuito en salud, y en educación algo así como doble escolaridad para todas las escuelas públicas. Son satisfactores no mercantiles, no son inflacionarios, absorben mano de obra para trabajar, lo cual políticamente es esencial. De cualquier forma, la Asignación Universal por Hijo es una buenísima medida.
Salud es el peor lobby que hay en el capitalismo. Mario Rovere lo explicó. Si uno es capitalista e invierte en salud gana más plata que invirtiendo plata en ningún otro sector y la posibilidad de control es mínima. Yo estoy preocupado por Obama, porque a Obama lo esmerilaron, y porque el sector salud, a diferencia y peor que el “campo argentino”, aprieta un botón mucho más sensible en la población, que es miedo a la epidemia, la plaga, la enfermedad bíblica. Esto es lo que van a decir a gritos cuando el Estado quiera tomar medidas activas de justicia social en el sector salud. La epidemia de dengue fue un verso del principio hasta el fin, el miedo por el dengue. Y a nivel mundial tuvimos el verso de la gripe porcina, que permitió que algunos ganen 40 000 millones de dólares. Así que la forma de manejar “verso” por un sector salud cada vez más corrupto, que maneja medios, que paga políticos -no solamente en Estados Unidos- es terrible, es un enemigo feroz. Yo veo un escenario más activo por parte del Gobierno si se caldea la lucha política y si el gobierno tiene en cuenta que la salud es un factor de legitimación muy rápido. Si uno quiere legitimar a través de la educación, o de la vivienda el resultado es más diferido. En salud la mejora y su percepción son casi instantáneas. Tengo escrita una de varias propuestas con diferentes escenarios que usan como variable exógena el poder político: “con mucho poder político hacés esto, con poco poder político hacés esto otro”; lo que estoy proponiendo con poco poder político es que el Estado Federal pague salarios para los trabajadores de salud en las provincias, como hizo aquel revolucionario Sarmiento (¿se acuerdan de Sarmiento, el izquierdista?), pagaba salarios de maestras con plata federal, eso era la ley 1420 de educación pública. La relaciones bilaterales del gobierno federal con una provincia aumentan la legitimidad de ambos gobiernos, generan la contratación de trabajadores del Estado que por conservar el empleo se van a resistir al sabotaje, que va a ser feroz, y la gente –pequeño detalle- se muere y enferma menos. Fíjense en experiencias recientes de creación de legitimidad a través de la salud: lo que hizo Chávez con Barrio Adentro, y diciendo una cosa que es políticamente incorrecto decir en Argentina, lo que hace Hamás en la franja de Gaza.
Pronóstico mundial: la crisis mundial sigue agravándose, en muchísimos países del mundo están aumentando el desempleo, la desnutrición… El tipo de angustia que los argentinos sentimos en el 2001 la están sintiendo muchos países ahora. Basta leer internet todos los días, esto no aparece en la prensa argentina, el 2001 se está repitiendo en países tan improbables como Islandia, Irlanda, Estonia, Letonia, Ucrania, que replican un modelo argentino y esta burbuja reventó inicialmente en Argentina. Así que se nos vienen tiempos movidos, nosotros trabajamos salud y no solamente tenemos la gratificación narcisista de que tratamos de que la gente se muera menos, sino que la salud es un elemento central en el imaginario y en la acumulación de poder político. El enemigo, para sabotear, dirá “qué mal está la salud”, para nosotros nos queda el ganar poder político a través de acciones de salud que beneficien a la población. Nada más.
derechos humanos y gestión en salud
DERECHOS HUMANOS Y GESTIÓN EN SALUD
región sanitaria VII
región sanitaria VII
viernes, 10 de septiembre de 2010
Trabajo práctico Nº 9
El discurso de poder.
• Las prácticas en salud no solo son acciones sino que tienen que ver con una lógica, con una posición que ocupa el residente en un espacio instituido. Ya sea que trabaje en un manicomio, en un hospital polivalente o en un centro de salud. En este trabajo práctico incluyó un tramado, un sello simbólico para comprender donde están insertas las experiencias. Michel. Foucault fue un pensador francés que desarrollo una teoría del poder que nos viene bien para avanzar sobre lo bosquejado. En este sentido jamás Foucault se preguntaría: ¿qué es un residente? sino que diría: ¿cómo se constituye un residente? Para descubrir eso, apuesta a lo que él llama una “arqueología del saber”, concepto desarrollado en un libro que lleva ese nombre. Por otro lado, hablaremos del modelo médico hegemónico y también de los aportes de Bauman, para pensar la posición que adoptan los profesionales de salud para adaptarse a los tiempos que corren.
1. La residencia tiene una estructura organizacional que tiene muchos puntos de contacto con lo militar. Un orden patriarcal, respeto por las decisiones jerárquicas, un uniforme, las guardias, etc. Entrego aquí un primer articulo de Foucault que habla de la ética médica pero deja entrever la de otras profesiones que nada tienen que envidiarle a está. La propuesta es que puedan escribir algo de su práctica que tenga que ver con el discurso de poder que entiendan que los atraviesa. (a) Responder: ¿Quién habla, donde habla y a quién le habla?
2. El mismo articulo propuesto conjetura también sobre la pareja: médico / paciente. ¿Podría explicitar como funciona esta diacrónico par en la especialidad que eligió para transitar su residencia? Explicite para ud cual es el territorio de sus prácticas (consultorio, barrio, sala de operaciones, etc) y como influye esto en su hacer. Posteriormente, le voy a pedir que explicite que puntos de contacto aún guarda con el modelo médico hegemónico y que cuestiones lo separan de él.
3. Bauman nos habla de un mundo líquido. Afirma que es un modo de transitar la cuestión de las identidades en la postmodernidad; el concepto señala que un sujeto en vez de tomar modelos de identificación fijos, encuentra formas más solubles para hacerlo. Nos habla del matrimonio como institución, del tema de las nacionalidades y también del mundo laboral. Hoy, a diferencia de otros tiempos, los empleos no son tan asegurados, sostenidos, rígidos. El ejemplo es el agua que dispersa en una superficie y comienza a tomar la forma del recipiente. Si lo ponemos en una botella el líquido asume esa extensión pero en cambio si lo dispersamos en el piso aparece otra. La pregunta aquí es, si observa que tanto el tema de los lugares de trabajo y el vinculo con otras especialidades ha comenzado a transformar su modo de pensarse como profesional de la salud. ¿Cómo decirlo sin caer en futurología? ¿ud está seguro que se desarrollará siempre como farmacéutico en un comercio, como psicólogo en una escuela o como médico generalista en un Municipio? O ¿ud entiende que las vicisitudes del desarrollo profesional lo irán llevando por distintos rumbos? ¿Podría explicitar las consecuencias de una o de otra determinación?(leer articulo de apoyatura) (b)
(a)
La Obra de Foucault y el tema de la medicina.
Apuntes en diagonal sobre la perspectiva de una práctica transdisciplinaria y discursiva.
Jorge O. Tarela
Introducción
Desde la publicación de "El nacimiento de la clínica"en 1964, hasta la publicación de "La arqueología del saber"en 1969 pasaron 5 años, y en esos años la escritura de Foucault y sus líneas de acentuación respecto del amplio tema de la medicina, su discurso y su clínica, sufrieron modificaciones que el autor supo desplegar en el texto. La relación entre Foucault y la medicina no se cierra en -mucho menos entre- esos textos: es a la vez anterior y posterior, un vector elocuente de su Obra. No apto para una moral de estado civil como la que rige nuestra documentación, Foucault siempre imploró que lo dejen tranquilo cuando se trata de escribir, su amor a lo variable es lo que hay tener en cuenta para realizar lecturas -aunque sean parciales- de su Obra. Tomaremos nota entonces de esa variabilidad intrínseca en el hilo de la escritura del decir de Foucault sobre la medicina.
Estructuralógicas
A los fines de marcar hitos seleccionaremos en principio un capítulo del "El nacimiento de la clínica", el titulado en forma imperativa "Abrid algunos cadáveres"(1). Foucault comienza haciendo la reconstrucción que considera falsa respecto a la actitud ante los cadáveres. Subraya así una ilusión con el sentido preciso de una justificación retrospectiva, lo que coloca sobre el tapete a la relación establecida entre la anatomía patológica y la clínica, siendo estas dos formas del saber que se yuxtaponen y para nada son derivadas la una de la otra, tal como pretende la ilusa historia.
De esta forma se despeja en el itinerario el descubrimiento fundamental de Bichat, basado en un principio de desciframiento del espacio corporal a su vez intra, inter y transorgánico. El verdadero descubrimiento de Bichat está basado en la esencia constitutiva de la delgadez de un tejido, superficie corporal del pliegue.
El descubrimiento decisivo del Traité des membranes, sistematizado después en la Anatomie générale, es un principio de desciframiento del espacio corporal, que es la vez intraorgánico, interorgánico y transorgánico. El elemento anatómico ha dejado de definir la forma fundamental de la espacialización y de ordenar, por una relación de vecindad, los caminos de la comunicación fisiológica o patológica; no es ya más que una forma segunda de un espacio primario que, por enrollamiento, superposición, condensación, lo constituye. Este espacio fundamental está definido por la delgadez del tejido...(2)
El acento de la referencia foucaultiana no es tanto respecto a este objeto nuevo para la medicina -esa superficie llamada tejido- sino en el ojo de Bichat como ojo clínico que concede un principio epistemológico absoluto a la mirada de superficie.
Foucault muestra el relevo, el desplazamiento realista, que va de la estructura del que mira al rostro de lo mirado. Foucault señala cómo la anatomía patológica avanza en el sentido de lo ordinal antes que en sentido localizador imaginario. De este modo la pregunta sobre la enfermedad cambia de estatuto, ya no es algo pasivo sino un elemento activo: la enfermedad es un sujeto alojado en un objeto real para esta nueva medicina: ese objeto es la superficie-tejido. De este modo el análisis es un momento esencial para todo proceso patológico.
Notese el subrayado de Foucault en el sentido de anotar el cambio en la percepción analítica a la percepción de los análisis reales. Este abordaje de Bichat en la medicina es simétrico al que realiza Lavoiser en la química, ubicando cada elemento en un conjunto definido por los otros elementos confluyentes. Foucault destaca que el furor clasificatorio que la medicina después y antes de Bichat desarrolla, sólo adviene como furor después y, por cierto, a contrapelo del descubrimiento de Bichat.
De esta cuestión surgen las preguntas por encadenar a la vida, la enfermedad y la muerte, es decir un anudamiento cronológico, temporal. A través de una pregunta esencial -¿qué es lo patológico?-, surge la idea de que es el médico el que produce un espesor, un volumen. Este volumen difiere en la medida trastoca la mirada del médico, puesto que esa mirada se dirige a un objeto superficial. En este punto Foucault apoya la critica medico-paciente en tanto pareja: hay un punto fijo que se corresponde con el origen de la mirada del médico, y desde allí queda trastocado no solo lo espacial sino también lo temporal de la experiencia: surgen lo que Foucault llama las reglas de localización, la regla de centro y de primitivismo y por vez primera la coincidencia entre un tiempo mórbido y el espacio orgánico.
Tomando las cosas en su severidad estructural no ha habido ni matrimonio ni pareja; sino constitución de una experiencia, en la cual la mirada del médico se ha convertido en el elemento decisivo del espacio patológico y su armazón interna.(3)
Foucault rescata entonces de su análisis un objeto particular que determina un nuevo tiempo espacio para la clínica médica, junto al valor de una mirada única, correspondiente a ese dispositivo -el subtitulo del libro es "Una arqueología de la mirada médica". Foucault acentúa en forma admirable el valor y las consecuencias de esa mirada, al punto que la fusión entre objeto y mirada -superficie orgánica y mirada del médico-quedan ubicadas en un mismo plano para Foucault, aunque se recorta del texto que no se trata de lo mismo. Esta con-fusión -según nuestra consideración- tiene una consecuencia en la lectura posterior de Foucault. Pero primero sigamos con el recorrido del autor.
Arqueológicas
En "La arqueología del saber"(4) retoma estas consideraciones sobre la medicina con un matiz diferente, alejado de todo estructuralismo: lo trabaja como relaciones entre enunciados. Se considera entonces a la ciencia médica como un determinado estilo o carácter de enunciación, construida como un corpus de conocimiento que supone esa mirada fija en las cosas, una misma cuadrícula del campo perceptivo, un mismo análisis del hecho patológico según el espacio tiempo que logra definir: el del cuerpo visible.
Foucault subraya en este nuevo análisis el valor que tiene un mismo sistema de transcripción en lo que se percibe en lo que se dice. Esto lo conduce a subrayar una serie de enunciados descriptivos. A su vez enfatiza el matiz fragmentario de estos enunciados puesto que coexisten junto a un conjunto de hipótesis sobre la vida y la muerte, junto a elecciones éticas, a decisiones terapéuticas, reglamentos institucionales, modelo de enseñanza, conjunto de descripciones, etc.
A esto Foucault le agrega que en los mismos enunciados hubo desplazamientos: de Bichat a la patología celular el médico ha dejado de ser el lugar del registro e interpretación de la información -puesto que hay intermediarios que el médico debe usar- que modifican -respecto del paciente- su situación de sujeto observador. Comienza así la crítica de Foucault a lo se que consideró en el capitulo antes subrayado de "El nacimiento de la clínica"(1): definir que el discurso médico como un sistema codificado y normativo se desintegró con Bichat y Laëneec. Entonces,cómo se define la unidad de la disciplina médica sino como un conjunto de reglas en donde coexisten enunciados dispersos y heterogéneos.
En este sentido Foucault se interroga sobre qué sistema rige la repartición, o el sistema de apoyo entre unos y otros de estos enunciados, la manera en que implican o se excluyen, la transformación que sufren, el juego de su relevo, de su disposición o su reemplazo, etc.
Más adelante en el capítulo "La formación de la modalidad enunciativa", Foucault subraya las preguntas por quién habla, en dónde habla, a quién le habla, para subrayar el establecimiento en el discurso médico de cierto número de elementos heterogéneos que no siempre conciernen al estatuto médico. Este es el punto al que se arriba. Pero cual es el recorrido entonces entre un texto y el otro.
En el análisis propuesto, las diversas modalidades de la enunciación, en lugar de remitir a la sintesis o a lafunción unificadora de un sujeto, manifiestan su dispersión. A tal respecto, la expresión de "mirada médica", empleada en el "nacimiento de la clínica" no era muy feliz.(5)
Foucault pasa de destacar un valor confuso del estatuto del objeto de la clínica (superficie-mirada) al valor de un conjunto bien establecido de reglas basado en la dispersión de la función unificadora del sujeto. Foucault critica ese punto fijo origen de la mirada clínica del médico para condensar el valor de lo disperso en el conjunto de reglas que ya no unifica. Pero recordemos que para esto primero Foucault tuvo que resignar al valor de un objeto que describe, para subrayar el valor de una mirada, y después resignar ambos en el campo de una práctica discursiva, en donde se predica de lo que se percibe en lo que se dice. La pregunta entonces es la siguiente, ¿que valor tiene el objeto de la ciencia médica en su práctica discursiva?. Estamos de acuerdo con la intervención de Foucault por descolocar el valor de la mirada y propiciar la práctica de un discurso, por conjurar lo evidente de las evidencias en función de un decir reglado por la experiencia. Pero ¿esto implica que el objeto -superficie-mirada- del que se trata no tiene lugar en el seno de ese discurso que el mismo instaura?.
Voluntades o Lógicas del poder:
Leemos en Foucault que las practicas discursivas -y el ejemplo que sigue dando es la medicina- es un campo de regularidad para diversas posiciones de subjetividad. Este campo Foucault lo nombra como un espacio de exterioridad. ¿Exterioridad respecto de qué?: de la clínica y la práctica médica en relación a un corpus teórico, pensados como un conjunto de reglas en dispersión. ¿No es en esta exterioridad en donde aparece la pregunta por el objeto, en donde se cuece -por así decir- la verdadera objeción? Tal vez no la objeción de la medicina, pero si la dispersión que ella produce en la medida no formaliza su objeto y requiere de una práctica discursiva como espacio de exterioridad, en donde se retome la consideración tanto de la dispersión subjetiva como la de la función del objeto. Así queda planteado en ese espacio de exterioridad la problemática del saber-verdad-poder. Habrá que esperar al Foucault posterior plantear de lleno esta cara del problema.
El discurso, concebido así,(...)es un conjunto donde pueden determinarse la dispersión del sujeto y su discontinuidad consigo mismo. Es un espacio de exterioridad donde se despliega una red de ámbitos distintos.(6)
Para nosotros una experiencia en exterioridad tal como lo plantea Foucault es la que damos a llamar transdisciplina, auqnue tal vez mejor sería designarla transdiscursiva, pues la pensamos como un más allá de cada disciplina o discurso interviniente en relación a las otras disciplinas o discursos también intervinientes. Esta experiencia de discurso llamada transdiciplinaria es una forma de objetar -es decir: una objeción- a la disperción evocada por cada disciplina o discurso. Es una experiencia en donde la verdad y el saber en relación a los discursos intervenientes se acopla con la práctica del poder (y en este sentido es mejor llamarla transdiciplinaria, puesto que toda disciplina implica un uso de poder, una estrategia). Que la medicina recurra en su historia recurrentemente a un campo exterior a ella misma, produce resquebrajamiento de su saber en procura de una verdad que no acontece (en este sentido hay un permanente quiebre epistemológico discursivo). Pero también produce el armado de un poder técnicamente utilizable basado en la resistencia de un saber que controla (en este aspecto el quiebre es disciplinar y ético). Pero esto no es algo propio de la medicina, puesto que acontece en cualquier disciplina o discurso que se precie de tal. Apostar a la transdiciplina o a lo transdiscursivo es entonces arremeter cuestionando al poder en la juntura de la disyunción del saber y la verdad. O, como intentó Foucault arrinconarlo entre un objeto y su discurso. Entendemos que hay un nuevo rodeo en Foucaault por el tema de la medicina, no siendo ésta sino un tema secundario en los hilos de la escritura posterior del autor. Por ejemplo -y no pretendemos en este punto, como tampocolo pretendimos antes, realizar un confiscación de lo dicho por la Obra- en "El dispositivo de sexualidad" del primer tomo de la "Historia de la sexualidad" subtitulado "La voluntad de saber" dice:
...que dónde hay poder hay resistencias, y no obstante (o mejor: por lo mismo), ésta nunca está en posición de exterioridad respecto del poder (...) Los puntos de resistencias están presentes en todas partes dentro de la red. Respecto del poder no existe, pues, un lugar del gran rechazo. (7)
Si en ese espacio de exterioridad es posible entonces que la resistencia se amplifique, que el rechazo (en forma imaginaria vislumbrado como rechazo al otro saber o a la verdad del otro) se manifieste detentando para sí el poder de su saber o de su verdad. Habrá pues que seguir atentos a las lecturas renovadas de la Obra de Foucault sobre estos puntos, que hoy llamamos voluntades, ya que dan en la tecla a una cuestión tan necesaria de la transdiciplina o prácticas transdiscursivas.
(b)
“Vida Líquida”*
M. Soledad Lastra
FAHCE- UNLP
“Cuando patinamos sobre hielo quebradizo, nuestra seguridad depende de nuestra velocidad”(1) así se inicia la invitación que Zygmunt Bauman le extiende a sus lectores para transitar en su libro por las distintas dimensiones que componen lo que él llama la vida líquida del mundo moderno, de nuestro mundo.
El autor recorre a lo largo de todo el libro los nudos más gruesos y complejos del mundo moderno líquido por el que transitamos o intentamos hacerlo. Para Bauman, la liquidez de esta vida moderna consiste en una vida precaria y vivida en condiciones de incertidumbre constante(2) y se encuentra indefectiblemente atravesada por una tramposa combinación entre libertad e inseguridad. El paso diario de las personas por este mundo moderno deja de ser tal para convertirse en una inacabable carrera rumbo a una seguidilla indefinida de objetivos de corto plazo, que se suceden de forma constante al son de la renovación y los cambios.
Su primer capítulo, El individuo asediado, aborda la intrincada aporía del individuo en tanto ser que está obligado a diferenciarse de los demás -a ser único- en una sociedad en la que todos sus miembros deben cumplir con tal precepto y, por lo tanto, resultan parecidos. Esta contradicción lógica, dirá Bauman, no es tan importante en su significación filosófica sino en cuanto determina un desafío que la misma sociedad les impone a sus miembros quienes se ven exhortados a hallar un camino de emancipación, autenticidad e individualidad. El autor entiende que el truco que subyace a este desafío es el reconocimiento de que dicha tarea es imposible mientras que tal imposibilidad es el sustento de una sociedad que le otorga a los individuos las herramientas para poder sobrellevar esa individualidad irrealizable. Pero Bauman no podría decirlo mejor, “en tanto tarea, la individualidad es el producto final de una transformación social disfrazada de descubrimiento personal” (3). Esta angustiosa tarea llevará a los individuos a encontrar -no casualmente- su solución en el funcionamiento de la lógica de mercado destinada a mantener la inalcanzable singularidad a través de una oferta excesiva de objetos que aparecen como potenciales cumplidores de ese anhelo pero que envejecen prematuramente y son vertiginosamente reemplazados por otros nuevos que también tendrán una vida útil breve y sustituible. El consumismo resulta exitoso provisoriamente para quienes logran sacar ventaja a los otros en la carrera mientras los obliga a no detenerse porque siempre habrá en el horizonte un objeto mejor que saciará su sed de autenticidad.
El desafío por lograr la individualidad va de la mano con el problema de la identidad. Individualidad e identidad pueden considerarse como los ejes centrales de este capítulo y que son imposibles de sortear a la hora de acompañar las reflexiones de los capítulos siguientes. En este sentido, Bauman nos habla de la identidad como un proceso de “hibridación”, de no pertenencia, de extraterritorialidad y continua transformación que se condensa en las prácticas de una clase culta que se cree poseedora de libertad y seguridad. Quienes no cuentan con la capacidad o los medios para alcanzarla quedan relegados a una identidad “lugareña” e inferior que resulta en una polarización y profundización de la desigualdad social. Sin embargo, esta “hibridación” será entendida por el autor no como un privilegio estanco e irrefutable de esa élite global sino como un “movimiento hacia una identidad perpetuamente por fijar” (4). Pero esta fragilidad de la identidad de los que aparecen como privilegiados también es propia de quienes ocupan el otro extremo de la polaridad, es decir, la gran mayoría. Esta precariedad de la identidad ya no es secreta. Como bien lo explica en sus conversaciones con el periodista Benedetto Vecchi, toda identidad “entraña una lucha simultánea contra la disolución y la fragmentación, una intención de devorar y, al mismo tiempo, una resulta negativa a ser comido” (5).
De mártir a héroe y de héroe a celebridad desarrolla la transformación que sufrió la sociedad en lo que respecta a los ideales. Aquí detalla el tránsito de una sociedad patrocinada por los Estados-Nación hacia una globalidad emergente que descarta los viejos ideales de sacrificio y bienestar colectivo que antiguamente encarnaban los héroes o los mártires en pos de una causa. En su lugar se instituyen aquellas personas famosas o célebres que son reconocidas como tales no por los motivos de su acción sino por su notoriedad. Obviamente, esta institucionalización será efímera y volátil como todo en la vida líquida.
La pregunta guía que formula el autor en el capítulo La cultura: indisciplinada e imposible de controlar es si puede sobrevivir la cultura al ocaso de la durabilidad, la perpetuidad y la infinitud siendo ellas las primeras víctimas del triunfo del consumismo (6). En este sentido, aquí también se pone en juego la invasión de los criterios de mercado en el universo de la creatividad cultural y con ello, el corolario de que el arte y su valor queden a merced de los caprichos de la demanda.
Refugiarse en la Caja de Pandora o miedo y seguridad en la ciudad ahonda en la capitalización de los riesgos, en términos económicos y políticos, y en la acumulación de las incertidumbres e inseguridades que los miembros de la sociedad líquida tratan de aminorar. En la búsqueda de la solución para amortiguar los miedos y vivir más seguros, el autor destacará que los individuos contribuyen a reproducir la lógica intrínseca del mercado consumiendo respuestas ofertadas en términos de vigilancia constante, áreas públicas cerradas, zonas residenciales y control permanente cuyo costo será el tedio, el retraimiento del diálogo y la imposibilidad de convivir en la diferencia.
Si hasta ahora el recorrido que hace el autor por la sociedad líquida resulta atrayente -a la vez que desalentador- en Consumidores en la sociedad moderna líquida se hundirá en el núcleo más duro de la liquidez. En este sentido, la sociedad de consumo aparece desnuda en todo el capítulo al despojar el feliz disfraz que viste el mercado para ver en su lugar los harapos de la permanente insatisfacción que necesita generar en los individuos para poder sobrevivir. Pasando por el cuerpo, la infancia, la familia, las relaciones afectivas -de pareja y amistades- y el trabajo, Bauman pone en evidencia la significativa centralidad que la figura de la mercancía y su lógica como valor de cambio tienen al momento de reflexionar incluso sobre las transformaciones de la vida privada e íntima de los individuos desde la sociedad sólida hacia su licuefacción.
Los últimos dos capítulos permiten vislumbrar una ranura de luz en lo que retoma de Arendt como los “tiempos de oscuridad” (7). La educación es abordada desde este nuevo contexto en Aprender a caminar sobre arenas movedizas como una tarea continua que, para ser útil a los hombres, no se debe acelerar en pos de adaptarse a los cambios del mundo, sino que debería hacer de él algo más acogedor. En este punto, Bauman abre el juego entre la educación y la política apelando a la recuperación de los espacios públicos de diálogo y entendimiento del “otro” e invocando el reconocimiento de que nuestras elecciones son actos redentores de la ignorancia política, ignorancia que aboga por una democracia vacía y sujeta a los manejos de quienes se alimentan de nuestras inseguridades. Por ello, en Pensar en tiempos oscuros (volver a Arendt y Adorno) el recorrido se cierra evocando las reflexiones de Theodor Adorno acerca de la dialéctica de dos historias separadas por más de dos siglos, donde la segunda -llamémosle líquida- hace posible una revisión de la primera -llamémosle, sólida- pero sin suponer que la primera determinó la inminencia de la segunda. Volver sobre los escritos de Adorno le permite a Bauman recuperar la idea de “redención de las esperanzas del pasado” en tanto posibilidad de emancipación humana. En este sentido, si las obras de Karl Marx, Émile Durkheim y Hannah Arendt se esgrimen a lo largo de su trabajo como pilares fuertes para comprender la sociedad líquida, pensar desde las críticas de Adorno parece concederle la oportunidad de imaginar alternativas de salida frente a una dinámica mundial que se nos impone.
De esta manera el autor considera que si el mundo ha cambiado y los problemas ya no son locales porque son globales, la clave de la crítica debe estar concentrada en la reflexión para la construcción de un espacio público nuevo y global que se acompañe de actitudes responsables en términos planetarios por parte de los miembros de la sociedad en aras de reformar el tejido de interdependencias e interacciones globales.
El desarrollo que Zygmunt Bauman logra en Vida Líquida no carece de coherencia y solidez. Su indagación sobre aquellos aspectos constitutivos del mundo líquido se dibuja en un diálogo continuo entre teoría y práctica, manteniendo un movimiento pendular constante entre pragmatismo y filosofía que le otorgan a su obra un atractivo intrigante y realista a la vez que su lectura seduce en su forma y contenidos.
NOTAS
* Bauman, Zygmunt (2006). España, Barcela, Editorial Paidos.
(1) Emerson, Ralph Waldo, On Prudente citado en Bauman, Zygmunt (2006). Vida Líquida, Editorial Piados.
(2) Bauman, Zygmunt (2006). Vida Líquida, Editorial Paidós, Barcelona, Pág. 10.
(3) Íbidem, p. 32.
(4) Íbidem, p. 47.
(5) Bauman, Zygmunt (2005). Identidad, Editorial Losada, p.165
(6) Bauman, Z. (2006). Op. Cit. p. 82
(7) Íbidem, p. 171
El discurso de poder.
• Las prácticas en salud no solo son acciones sino que tienen que ver con una lógica, con una posición que ocupa el residente en un espacio instituido. Ya sea que trabaje en un manicomio, en un hospital polivalente o en un centro de salud. En este trabajo práctico incluyó un tramado, un sello simbólico para comprender donde están insertas las experiencias. Michel. Foucault fue un pensador francés que desarrollo una teoría del poder que nos viene bien para avanzar sobre lo bosquejado. En este sentido jamás Foucault se preguntaría: ¿qué es un residente? sino que diría: ¿cómo se constituye un residente? Para descubrir eso, apuesta a lo que él llama una “arqueología del saber”, concepto desarrollado en un libro que lleva ese nombre. Por otro lado, hablaremos del modelo médico hegemónico y también de los aportes de Bauman, para pensar la posición que adoptan los profesionales de salud para adaptarse a los tiempos que corren.
1. La residencia tiene una estructura organizacional que tiene muchos puntos de contacto con lo militar. Un orden patriarcal, respeto por las decisiones jerárquicas, un uniforme, las guardias, etc. Entrego aquí un primer articulo de Foucault que habla de la ética médica pero deja entrever la de otras profesiones que nada tienen que envidiarle a está. La propuesta es que puedan escribir algo de su práctica que tenga que ver con el discurso de poder que entiendan que los atraviesa. (a) Responder: ¿Quién habla, donde habla y a quién le habla?
2. El mismo articulo propuesto conjetura también sobre la pareja: médico / paciente. ¿Podría explicitar como funciona esta diacrónico par en la especialidad que eligió para transitar su residencia? Explicite para ud cual es el territorio de sus prácticas (consultorio, barrio, sala de operaciones, etc) y como influye esto en su hacer. Posteriormente, le voy a pedir que explicite que puntos de contacto aún guarda con el modelo médico hegemónico y que cuestiones lo separan de él.
3. Bauman nos habla de un mundo líquido. Afirma que es un modo de transitar la cuestión de las identidades en la postmodernidad; el concepto señala que un sujeto en vez de tomar modelos de identificación fijos, encuentra formas más solubles para hacerlo. Nos habla del matrimonio como institución, del tema de las nacionalidades y también del mundo laboral. Hoy, a diferencia de otros tiempos, los empleos no son tan asegurados, sostenidos, rígidos. El ejemplo es el agua que dispersa en una superficie y comienza a tomar la forma del recipiente. Si lo ponemos en una botella el líquido asume esa extensión pero en cambio si lo dispersamos en el piso aparece otra. La pregunta aquí es, si observa que tanto el tema de los lugares de trabajo y el vinculo con otras especialidades ha comenzado a transformar su modo de pensarse como profesional de la salud. ¿Cómo decirlo sin caer en futurología? ¿ud está seguro que se desarrollará siempre como farmacéutico en un comercio, como psicólogo en una escuela o como médico generalista en un Municipio? O ¿ud entiende que las vicisitudes del desarrollo profesional lo irán llevando por distintos rumbos? ¿Podría explicitar las consecuencias de una o de otra determinación?(leer articulo de apoyatura) (b)
(a)
La Obra de Foucault y el tema de la medicina.
Apuntes en diagonal sobre la perspectiva de una práctica transdisciplinaria y discursiva.
Jorge O. Tarela
Introducción
Desde la publicación de "El nacimiento de la clínica"en 1964, hasta la publicación de "La arqueología del saber"en 1969 pasaron 5 años, y en esos años la escritura de Foucault y sus líneas de acentuación respecto del amplio tema de la medicina, su discurso y su clínica, sufrieron modificaciones que el autor supo desplegar en el texto. La relación entre Foucault y la medicina no se cierra en -mucho menos entre- esos textos: es a la vez anterior y posterior, un vector elocuente de su Obra. No apto para una moral de estado civil como la que rige nuestra documentación, Foucault siempre imploró que lo dejen tranquilo cuando se trata de escribir, su amor a lo variable es lo que hay tener en cuenta para realizar lecturas -aunque sean parciales- de su Obra. Tomaremos nota entonces de esa variabilidad intrínseca en el hilo de la escritura del decir de Foucault sobre la medicina.
Estructuralógicas
A los fines de marcar hitos seleccionaremos en principio un capítulo del "El nacimiento de la clínica", el titulado en forma imperativa "Abrid algunos cadáveres"(1). Foucault comienza haciendo la reconstrucción que considera falsa respecto a la actitud ante los cadáveres. Subraya así una ilusión con el sentido preciso de una justificación retrospectiva, lo que coloca sobre el tapete a la relación establecida entre la anatomía patológica y la clínica, siendo estas dos formas del saber que se yuxtaponen y para nada son derivadas la una de la otra, tal como pretende la ilusa historia.
De esta forma se despeja en el itinerario el descubrimiento fundamental de Bichat, basado en un principio de desciframiento del espacio corporal a su vez intra, inter y transorgánico. El verdadero descubrimiento de Bichat está basado en la esencia constitutiva de la delgadez de un tejido, superficie corporal del pliegue.
El descubrimiento decisivo del Traité des membranes, sistematizado después en la Anatomie générale, es un principio de desciframiento del espacio corporal, que es la vez intraorgánico, interorgánico y transorgánico. El elemento anatómico ha dejado de definir la forma fundamental de la espacialización y de ordenar, por una relación de vecindad, los caminos de la comunicación fisiológica o patológica; no es ya más que una forma segunda de un espacio primario que, por enrollamiento, superposición, condensación, lo constituye. Este espacio fundamental está definido por la delgadez del tejido...(2)
El acento de la referencia foucaultiana no es tanto respecto a este objeto nuevo para la medicina -esa superficie llamada tejido- sino en el ojo de Bichat como ojo clínico que concede un principio epistemológico absoluto a la mirada de superficie.
Foucault muestra el relevo, el desplazamiento realista, que va de la estructura del que mira al rostro de lo mirado. Foucault señala cómo la anatomía patológica avanza en el sentido de lo ordinal antes que en sentido localizador imaginario. De este modo la pregunta sobre la enfermedad cambia de estatuto, ya no es algo pasivo sino un elemento activo: la enfermedad es un sujeto alojado en un objeto real para esta nueva medicina: ese objeto es la superficie-tejido. De este modo el análisis es un momento esencial para todo proceso patológico.
Notese el subrayado de Foucault en el sentido de anotar el cambio en la percepción analítica a la percepción de los análisis reales. Este abordaje de Bichat en la medicina es simétrico al que realiza Lavoiser en la química, ubicando cada elemento en un conjunto definido por los otros elementos confluyentes. Foucault destaca que el furor clasificatorio que la medicina después y antes de Bichat desarrolla, sólo adviene como furor después y, por cierto, a contrapelo del descubrimiento de Bichat.
De esta cuestión surgen las preguntas por encadenar a la vida, la enfermedad y la muerte, es decir un anudamiento cronológico, temporal. A través de una pregunta esencial -¿qué es lo patológico?-, surge la idea de que es el médico el que produce un espesor, un volumen. Este volumen difiere en la medida trastoca la mirada del médico, puesto que esa mirada se dirige a un objeto superficial. En este punto Foucault apoya la critica medico-paciente en tanto pareja: hay un punto fijo que se corresponde con el origen de la mirada del médico, y desde allí queda trastocado no solo lo espacial sino también lo temporal de la experiencia: surgen lo que Foucault llama las reglas de localización, la regla de centro y de primitivismo y por vez primera la coincidencia entre un tiempo mórbido y el espacio orgánico.
Tomando las cosas en su severidad estructural no ha habido ni matrimonio ni pareja; sino constitución de una experiencia, en la cual la mirada del médico se ha convertido en el elemento decisivo del espacio patológico y su armazón interna.(3)
Foucault rescata entonces de su análisis un objeto particular que determina un nuevo tiempo espacio para la clínica médica, junto al valor de una mirada única, correspondiente a ese dispositivo -el subtitulo del libro es "Una arqueología de la mirada médica". Foucault acentúa en forma admirable el valor y las consecuencias de esa mirada, al punto que la fusión entre objeto y mirada -superficie orgánica y mirada del médico-quedan ubicadas en un mismo plano para Foucault, aunque se recorta del texto que no se trata de lo mismo. Esta con-fusión -según nuestra consideración- tiene una consecuencia en la lectura posterior de Foucault. Pero primero sigamos con el recorrido del autor.
Arqueológicas
En "La arqueología del saber"(4) retoma estas consideraciones sobre la medicina con un matiz diferente, alejado de todo estructuralismo: lo trabaja como relaciones entre enunciados. Se considera entonces a la ciencia médica como un determinado estilo o carácter de enunciación, construida como un corpus de conocimiento que supone esa mirada fija en las cosas, una misma cuadrícula del campo perceptivo, un mismo análisis del hecho patológico según el espacio tiempo que logra definir: el del cuerpo visible.
Foucault subraya en este nuevo análisis el valor que tiene un mismo sistema de transcripción en lo que se percibe en lo que se dice. Esto lo conduce a subrayar una serie de enunciados descriptivos. A su vez enfatiza el matiz fragmentario de estos enunciados puesto que coexisten junto a un conjunto de hipótesis sobre la vida y la muerte, junto a elecciones éticas, a decisiones terapéuticas, reglamentos institucionales, modelo de enseñanza, conjunto de descripciones, etc.
A esto Foucault le agrega que en los mismos enunciados hubo desplazamientos: de Bichat a la patología celular el médico ha dejado de ser el lugar del registro e interpretación de la información -puesto que hay intermediarios que el médico debe usar- que modifican -respecto del paciente- su situación de sujeto observador. Comienza así la crítica de Foucault a lo se que consideró en el capitulo antes subrayado de "El nacimiento de la clínica"(1): definir que el discurso médico como un sistema codificado y normativo se desintegró con Bichat y Laëneec. Entonces,cómo se define la unidad de la disciplina médica sino como un conjunto de reglas en donde coexisten enunciados dispersos y heterogéneos.
En este sentido Foucault se interroga sobre qué sistema rige la repartición, o el sistema de apoyo entre unos y otros de estos enunciados, la manera en que implican o se excluyen, la transformación que sufren, el juego de su relevo, de su disposición o su reemplazo, etc.
Más adelante en el capítulo "La formación de la modalidad enunciativa", Foucault subraya las preguntas por quién habla, en dónde habla, a quién le habla, para subrayar el establecimiento en el discurso médico de cierto número de elementos heterogéneos que no siempre conciernen al estatuto médico. Este es el punto al que se arriba. Pero cual es el recorrido entonces entre un texto y el otro.
En el análisis propuesto, las diversas modalidades de la enunciación, en lugar de remitir a la sintesis o a lafunción unificadora de un sujeto, manifiestan su dispersión. A tal respecto, la expresión de "mirada médica", empleada en el "nacimiento de la clínica" no era muy feliz.(5)
Foucault pasa de destacar un valor confuso del estatuto del objeto de la clínica (superficie-mirada) al valor de un conjunto bien establecido de reglas basado en la dispersión de la función unificadora del sujeto. Foucault critica ese punto fijo origen de la mirada clínica del médico para condensar el valor de lo disperso en el conjunto de reglas que ya no unifica. Pero recordemos que para esto primero Foucault tuvo que resignar al valor de un objeto que describe, para subrayar el valor de una mirada, y después resignar ambos en el campo de una práctica discursiva, en donde se predica de lo que se percibe en lo que se dice. La pregunta entonces es la siguiente, ¿que valor tiene el objeto de la ciencia médica en su práctica discursiva?. Estamos de acuerdo con la intervención de Foucault por descolocar el valor de la mirada y propiciar la práctica de un discurso, por conjurar lo evidente de las evidencias en función de un decir reglado por la experiencia. Pero ¿esto implica que el objeto -superficie-mirada- del que se trata no tiene lugar en el seno de ese discurso que el mismo instaura?.
Voluntades o Lógicas del poder:
Leemos en Foucault que las practicas discursivas -y el ejemplo que sigue dando es la medicina- es un campo de regularidad para diversas posiciones de subjetividad. Este campo Foucault lo nombra como un espacio de exterioridad. ¿Exterioridad respecto de qué?: de la clínica y la práctica médica en relación a un corpus teórico, pensados como un conjunto de reglas en dispersión. ¿No es en esta exterioridad en donde aparece la pregunta por el objeto, en donde se cuece -por así decir- la verdadera objeción? Tal vez no la objeción de la medicina, pero si la dispersión que ella produce en la medida no formaliza su objeto y requiere de una práctica discursiva como espacio de exterioridad, en donde se retome la consideración tanto de la dispersión subjetiva como la de la función del objeto. Así queda planteado en ese espacio de exterioridad la problemática del saber-verdad-poder. Habrá que esperar al Foucault posterior plantear de lleno esta cara del problema.
El discurso, concebido así,(...)es un conjunto donde pueden determinarse la dispersión del sujeto y su discontinuidad consigo mismo. Es un espacio de exterioridad donde se despliega una red de ámbitos distintos.(6)
Para nosotros una experiencia en exterioridad tal como lo plantea Foucault es la que damos a llamar transdisciplina, auqnue tal vez mejor sería designarla transdiscursiva, pues la pensamos como un más allá de cada disciplina o discurso interviniente en relación a las otras disciplinas o discursos también intervinientes. Esta experiencia de discurso llamada transdiciplinaria es una forma de objetar -es decir: una objeción- a la disperción evocada por cada disciplina o discurso. Es una experiencia en donde la verdad y el saber en relación a los discursos intervenientes se acopla con la práctica del poder (y en este sentido es mejor llamarla transdiciplinaria, puesto que toda disciplina implica un uso de poder, una estrategia). Que la medicina recurra en su historia recurrentemente a un campo exterior a ella misma, produce resquebrajamiento de su saber en procura de una verdad que no acontece (en este sentido hay un permanente quiebre epistemológico discursivo). Pero también produce el armado de un poder técnicamente utilizable basado en la resistencia de un saber que controla (en este aspecto el quiebre es disciplinar y ético). Pero esto no es algo propio de la medicina, puesto que acontece en cualquier disciplina o discurso que se precie de tal. Apostar a la transdiciplina o a lo transdiscursivo es entonces arremeter cuestionando al poder en la juntura de la disyunción del saber y la verdad. O, como intentó Foucault arrinconarlo entre un objeto y su discurso. Entendemos que hay un nuevo rodeo en Foucaault por el tema de la medicina, no siendo ésta sino un tema secundario en los hilos de la escritura posterior del autor. Por ejemplo -y no pretendemos en este punto, como tampocolo pretendimos antes, realizar un confiscación de lo dicho por la Obra- en "El dispositivo de sexualidad" del primer tomo de la "Historia de la sexualidad" subtitulado "La voluntad de saber" dice:
...que dónde hay poder hay resistencias, y no obstante (o mejor: por lo mismo), ésta nunca está en posición de exterioridad respecto del poder (...) Los puntos de resistencias están presentes en todas partes dentro de la red. Respecto del poder no existe, pues, un lugar del gran rechazo. (7)
Si en ese espacio de exterioridad es posible entonces que la resistencia se amplifique, que el rechazo (en forma imaginaria vislumbrado como rechazo al otro saber o a la verdad del otro) se manifieste detentando para sí el poder de su saber o de su verdad. Habrá pues que seguir atentos a las lecturas renovadas de la Obra de Foucault sobre estos puntos, que hoy llamamos voluntades, ya que dan en la tecla a una cuestión tan necesaria de la transdiciplina o prácticas transdiscursivas.
(b)
“Vida Líquida”*
M. Soledad Lastra
FAHCE- UNLP
“Cuando patinamos sobre hielo quebradizo, nuestra seguridad depende de nuestra velocidad”(1) así se inicia la invitación que Zygmunt Bauman le extiende a sus lectores para transitar en su libro por las distintas dimensiones que componen lo que él llama la vida líquida del mundo moderno, de nuestro mundo.
El autor recorre a lo largo de todo el libro los nudos más gruesos y complejos del mundo moderno líquido por el que transitamos o intentamos hacerlo. Para Bauman, la liquidez de esta vida moderna consiste en una vida precaria y vivida en condiciones de incertidumbre constante(2) y se encuentra indefectiblemente atravesada por una tramposa combinación entre libertad e inseguridad. El paso diario de las personas por este mundo moderno deja de ser tal para convertirse en una inacabable carrera rumbo a una seguidilla indefinida de objetivos de corto plazo, que se suceden de forma constante al son de la renovación y los cambios.
Su primer capítulo, El individuo asediado, aborda la intrincada aporía del individuo en tanto ser que está obligado a diferenciarse de los demás -a ser único- en una sociedad en la que todos sus miembros deben cumplir con tal precepto y, por lo tanto, resultan parecidos. Esta contradicción lógica, dirá Bauman, no es tan importante en su significación filosófica sino en cuanto determina un desafío que la misma sociedad les impone a sus miembros quienes se ven exhortados a hallar un camino de emancipación, autenticidad e individualidad. El autor entiende que el truco que subyace a este desafío es el reconocimiento de que dicha tarea es imposible mientras que tal imposibilidad es el sustento de una sociedad que le otorga a los individuos las herramientas para poder sobrellevar esa individualidad irrealizable. Pero Bauman no podría decirlo mejor, “en tanto tarea, la individualidad es el producto final de una transformación social disfrazada de descubrimiento personal” (3). Esta angustiosa tarea llevará a los individuos a encontrar -no casualmente- su solución en el funcionamiento de la lógica de mercado destinada a mantener la inalcanzable singularidad a través de una oferta excesiva de objetos que aparecen como potenciales cumplidores de ese anhelo pero que envejecen prematuramente y son vertiginosamente reemplazados por otros nuevos que también tendrán una vida útil breve y sustituible. El consumismo resulta exitoso provisoriamente para quienes logran sacar ventaja a los otros en la carrera mientras los obliga a no detenerse porque siempre habrá en el horizonte un objeto mejor que saciará su sed de autenticidad.
El desafío por lograr la individualidad va de la mano con el problema de la identidad. Individualidad e identidad pueden considerarse como los ejes centrales de este capítulo y que son imposibles de sortear a la hora de acompañar las reflexiones de los capítulos siguientes. En este sentido, Bauman nos habla de la identidad como un proceso de “hibridación”, de no pertenencia, de extraterritorialidad y continua transformación que se condensa en las prácticas de una clase culta que se cree poseedora de libertad y seguridad. Quienes no cuentan con la capacidad o los medios para alcanzarla quedan relegados a una identidad “lugareña” e inferior que resulta en una polarización y profundización de la desigualdad social. Sin embargo, esta “hibridación” será entendida por el autor no como un privilegio estanco e irrefutable de esa élite global sino como un “movimiento hacia una identidad perpetuamente por fijar” (4). Pero esta fragilidad de la identidad de los que aparecen como privilegiados también es propia de quienes ocupan el otro extremo de la polaridad, es decir, la gran mayoría. Esta precariedad de la identidad ya no es secreta. Como bien lo explica en sus conversaciones con el periodista Benedetto Vecchi, toda identidad “entraña una lucha simultánea contra la disolución y la fragmentación, una intención de devorar y, al mismo tiempo, una resulta negativa a ser comido” (5).
De mártir a héroe y de héroe a celebridad desarrolla la transformación que sufrió la sociedad en lo que respecta a los ideales. Aquí detalla el tránsito de una sociedad patrocinada por los Estados-Nación hacia una globalidad emergente que descarta los viejos ideales de sacrificio y bienestar colectivo que antiguamente encarnaban los héroes o los mártires en pos de una causa. En su lugar se instituyen aquellas personas famosas o célebres que son reconocidas como tales no por los motivos de su acción sino por su notoriedad. Obviamente, esta institucionalización será efímera y volátil como todo en la vida líquida.
La pregunta guía que formula el autor en el capítulo La cultura: indisciplinada e imposible de controlar es si puede sobrevivir la cultura al ocaso de la durabilidad, la perpetuidad y la infinitud siendo ellas las primeras víctimas del triunfo del consumismo (6). En este sentido, aquí también se pone en juego la invasión de los criterios de mercado en el universo de la creatividad cultural y con ello, el corolario de que el arte y su valor queden a merced de los caprichos de la demanda.
Refugiarse en la Caja de Pandora o miedo y seguridad en la ciudad ahonda en la capitalización de los riesgos, en términos económicos y políticos, y en la acumulación de las incertidumbres e inseguridades que los miembros de la sociedad líquida tratan de aminorar. En la búsqueda de la solución para amortiguar los miedos y vivir más seguros, el autor destacará que los individuos contribuyen a reproducir la lógica intrínseca del mercado consumiendo respuestas ofertadas en términos de vigilancia constante, áreas públicas cerradas, zonas residenciales y control permanente cuyo costo será el tedio, el retraimiento del diálogo y la imposibilidad de convivir en la diferencia.
Si hasta ahora el recorrido que hace el autor por la sociedad líquida resulta atrayente -a la vez que desalentador- en Consumidores en la sociedad moderna líquida se hundirá en el núcleo más duro de la liquidez. En este sentido, la sociedad de consumo aparece desnuda en todo el capítulo al despojar el feliz disfraz que viste el mercado para ver en su lugar los harapos de la permanente insatisfacción que necesita generar en los individuos para poder sobrevivir. Pasando por el cuerpo, la infancia, la familia, las relaciones afectivas -de pareja y amistades- y el trabajo, Bauman pone en evidencia la significativa centralidad que la figura de la mercancía y su lógica como valor de cambio tienen al momento de reflexionar incluso sobre las transformaciones de la vida privada e íntima de los individuos desde la sociedad sólida hacia su licuefacción.
Los últimos dos capítulos permiten vislumbrar una ranura de luz en lo que retoma de Arendt como los “tiempos de oscuridad” (7). La educación es abordada desde este nuevo contexto en Aprender a caminar sobre arenas movedizas como una tarea continua que, para ser útil a los hombres, no se debe acelerar en pos de adaptarse a los cambios del mundo, sino que debería hacer de él algo más acogedor. En este punto, Bauman abre el juego entre la educación y la política apelando a la recuperación de los espacios públicos de diálogo y entendimiento del “otro” e invocando el reconocimiento de que nuestras elecciones son actos redentores de la ignorancia política, ignorancia que aboga por una democracia vacía y sujeta a los manejos de quienes se alimentan de nuestras inseguridades. Por ello, en Pensar en tiempos oscuros (volver a Arendt y Adorno) el recorrido se cierra evocando las reflexiones de Theodor Adorno acerca de la dialéctica de dos historias separadas por más de dos siglos, donde la segunda -llamémosle líquida- hace posible una revisión de la primera -llamémosle, sólida- pero sin suponer que la primera determinó la inminencia de la segunda. Volver sobre los escritos de Adorno le permite a Bauman recuperar la idea de “redención de las esperanzas del pasado” en tanto posibilidad de emancipación humana. En este sentido, si las obras de Karl Marx, Émile Durkheim y Hannah Arendt se esgrimen a lo largo de su trabajo como pilares fuertes para comprender la sociedad líquida, pensar desde las críticas de Adorno parece concederle la oportunidad de imaginar alternativas de salida frente a una dinámica mundial que se nos impone.
De esta manera el autor considera que si el mundo ha cambiado y los problemas ya no son locales porque son globales, la clave de la crítica debe estar concentrada en la reflexión para la construcción de un espacio público nuevo y global que se acompañe de actitudes responsables en términos planetarios por parte de los miembros de la sociedad en aras de reformar el tejido de interdependencias e interacciones globales.
El desarrollo que Zygmunt Bauman logra en Vida Líquida no carece de coherencia y solidez. Su indagación sobre aquellos aspectos constitutivos del mundo líquido se dibuja en un diálogo continuo entre teoría y práctica, manteniendo un movimiento pendular constante entre pragmatismo y filosofía que le otorgan a su obra un atractivo intrigante y realista a la vez que su lectura seduce en su forma y contenidos.
NOTAS
* Bauman, Zygmunt (2006). España, Barcela, Editorial Paidos.
(1) Emerson, Ralph Waldo, On Prudente citado en Bauman, Zygmunt (2006). Vida Líquida, Editorial Piados.
(2) Bauman, Zygmunt (2006). Vida Líquida, Editorial Paidós, Barcelona, Pág. 10.
(3) Íbidem, p. 32.
(4) Íbidem, p. 47.
(5) Bauman, Zygmunt (2005). Identidad, Editorial Losada, p.165
(6) Bauman, Z. (2006). Op. Cit. p. 82
(7) Íbidem, p. 171
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